Suena el despertador a las 8:30 horas. Recogemos la colada y dejamos prácticamente todo recogido. También preparamos la mochila con lo que nos vamos a llevar para hacer snorkel. Salimos a desayunar y nos lo tomamos con tranquilidad.
A las 10:20 me escribe John diciendo que el conductor con el que quedamos anoche está fuera esperando. Salimos y no le vemos, pregunto a un conductor que esta como esperando y me dice que no. Al poco me señala otro coche como diciendo «es ese». Le digo al otro y me dice que yes. Así que nos subimos. Le escribo a John y le digo que es otro conductor el que nos ha venido a buscar y al poco me dice que nos hemos ido con el conductor equivocado, que Tolba, que así se llama con el que habíamos quedado, esta en el hotel. Le digo al que nos esta llevando que habíamos quedado con Tolva y que él no es, que de la vuelta y nos regrese al hotel. A su vez se lo digo a John que se lo diga a Tolba. Damos la vuelta y al poco alguien grita desde otro pickup. Es Tolba, joer, sabia hasta con quien estábamos. Nos cambiamos de vehículo y le explicamos, aunque sabe poco ingles, pero se ríe. Aquí no es raro contratar algo con alguien y luego que venga otra persona. De echo, callejeando en dirección a Dahab y se detiene. Nos dice que nos montemos en otro pickup que es quien nos va a llevar. Le recordamos que le diga al nuevo conductor que a las 15:00 horas nos traiga al hotel. Lo sabe.
Son unos 12 kilómetros lo que hay hasta Blue Hole. Pasamos por otro lugar de buceo/snorkel, el Cañón. El conductor nos dice si queremos parar allí, me decimos que no, que a Blue Hole. El insiste, y nos propone venir luego un rato. Le comentamos que tenemos que alquilar mascara y chaleco y si lo alquilamos allí, cono lo hacemos. El dice que no hay problema, que ya se lo devuelve él en otro momento. Le contestamos que vamos viendo.
Poco después llegamos a la taquilla donde tenemos que pagar 80 Le o 5$ por entrar, al estar dentro de la Reserva Natural de Ras Abu Galum. Cubre 400 kilómetros cuadrados de costa entre Dahab y Nuweiba.
2 kilómetros después llegamos a Blue Hole. Estamos en la Meca del buceo. Hay una docena de chiringuitos de madera que le dan un toque al lugar. Paramos en un parking y seguimos a nuestro conductor entre la gente. Entramos en el restaurante Blue Star.
Nos presenta al dueño y este nos dice que nos acomodemos donde queramos. Y que si queremos tomar algo, le decimos que queremos irnos al agua. Para que vamos a perder tiempo, jeje. Le decimos que necesitamos mascaras y chalecos. De precio 25 Le cada cosa, ósea 50 Le cada uno. No cogemos aletas porque hemos visto que no son necesarias, ya que no vamos sumergirnos. Lo que si es muy bueno, son los escarpines y esos si tenemos. Como todo es roca, para la entrada y la salida entre el arrecife, son maravillosos.
Nos enseña una habitación donde podemos cambiarnos. Y las cosas las dejamos donde nos hemos sentado. Nos dicen que no hay problemas. No nos queda otra que fiarnos.
Todo lleno de gente con chalecos, unos salvavidas, otros de buceo.
BLUE HOLE
El agujero azul de Dahab (más conocido como Blue Hole) es una dolina que se formó por acción conjunta de los procesos de tipo karst sobre las calizas recifales que bordean la península del Sinaí en la zona del golfo de Aqaba. Su origen se remonta a la última glaciación, cuando el nivel del mar estaba varias decenas de metros por debajo del nivel actual. En la actualidad se encuentra inundado por agua marina.
Es un lugar mítico entre los buceadores, tanto por su espectacularidad, profundidad, dificultad técnica de la inmersión como por su facilidad de acceso al localizarse a pocos metros de la costa. Es además, tristemente famoso por el elevado número de accidentes de buceo fatales que se han producido tratando de alcanzar su fondo o cruzando el famoso «Arch», un arco submarino de unos 30 m de longitud que conecta el agujero azul con el mar abierto a una profundidad de unos 52 m.
Saltamos directamente al agujero azul. El agua es super transparente. Nos han dicho que se llega a ver hasta unos 40 metros de profundidad. Acojona pensar que debajo de ti hay 110 metros de profundidad. Aunque cuando metes la cabeza y empiezas a ver peces de colores por todas partes, se te olvida.
Si te separas de las paredes de coral si que ves el azul intenso sin ver el fondo.
En algunas partes vemos bancos muy grandes de peces, normalmente siempre agrupados por especies.
Siempre que ves alguna anémona, hay dentro algún Nemo, que no se separa nunca.
Nuestro buen amigo y buceador Carlos, nos dijo el otro día que tengamos cuidado con los peces piedra, que son muy venenosos. Hoy no hemos visto ninguno, pero siempre está bien saberlo. También con el pez león, aunque este no lo hemos visto ningún día.
Hemos estado casi 2 horas disfrutando del mundo submarino. Hemos ido al restaurante a descansar un poco y tomarnos un té beduino.
Tras un rato de relax otra vez al agua. Beatriz se queda en el agujero azul y yo me voy fuera de él, hacia la derecha en lo que llaman el jardín de coral, (parte lo recorrimos antes).
Es un auténtico vicio. Metes la cabeza y no quieres dejar de disfrutar. No estamos acostumbrados a la vida marina y nos está fascinando.
Es un lugar también donde los apneistas la gozan de lo lindo, pues tienen 110 metros de caída vertical. Vemos a algunos haciéndolo. Bajan a toda pastilla 2 personas agarrados a una gran pesa, impresiona verlo.
Casi una hora después salimos a comer. Nos pedimos una pizza, pues no tenemos mucha hambre. Casi todo lo que tienen para comer es comida rápida. El lugar es muy chulo y se está muy a gusto.
Estamos agotados, pero yo no me resisto a volver al agua. Esta vez me tiro en la parte izquierda, a la altura de las placas que hay en la pared de los buceadores que han fallecido aquí y me dejo arrastrar hasta el agujero azul.
A la media hora salgo del agua, pues ya se va haciendo la hora de marchar. Al conductor le dijimos a las 15:30 y son y cuarto.
Aparece Tolba y nos dice que nos lleva él. Que saldremos un pelín más tarde porque hay que esperar a unos buceadores. Pedimos la cuenta en el restaurante y con sorpresa vemos que no nos cobran por el alquiler del equipo que nos han dejado. Pensamos que te cobran si no consumes.
Va pasando el tiempo y le digo que tenemos que marcharnos ya, que en un rato cogemos un bus a Alejandría. Al final nos dice que nos vayamos con otra persona. A las 16:00 horas dejamos la meca del buceo.
Nos deja en el hotel, nos pegamos un chapuzón en la piscina para quitarnos el salitre y le pedimos al jefe del hotel un lugar para cambiarnos. Nos deja una habitación. Subimos a la azotea a tender todo lo mojado.
Nos vamos al super a comprar algunas cosillas para el viaje y regresamos. Preparamos unos bocatas y nos hacemos un café con leche. Un rato de relax hasta la hora de marchar. Poco antes recogemos la ropa de la azotea, ya está todo seco. Da gusto con este clima.
Recomponemos mochilas, nos despedimos de la gente del hotel y cruzamos la carretera hasta la estación. Esperamos 5 minutos y llega el bus. Enseñamos el móvil con el billete electrónico y nos ponen pegatina en el equipaje que meten en el maletero. Nos fijamos en que la gente si que da una pequeña propina por ello. Si al final el otro día tenía razón el chico de la estación de Sharm el Sheik. Así que hacemos lo propio. El viaje y todo lo demás lo sabréis el próximo día.
Besos y abrazos según corresponda.
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