Como decíamos ayer, acabamos de montarnos en el bus con destino a Alejandría. A las 19:00 horas, con puntualidad británica, arrancamos en dirección a Alejandría. El autobús es normal y con aire acondicionado alto. Siempre es recomendable llevar ropa de abrigo. Las almohadas que compramos ayer nos van a venir de lujo. Más de la mitad del bus va vacío.
El viaje sin nada que contar. A las 20:10 horas cruzamos el muro de Sharm el Sheik. Atravesamos con el autobús el scanner. Después sube un policía y pide los carnets a todo el mundo. A nosotros no nos piden nada. Se baja como siempre en estos controles, con unos cuantos carnets que suponemos tiene dudas y los comprueban. Tras 5 minutos, los devuelven y nos vamos.
A las 20:35 horas paramos en la estación de autobuses. Gente baja y otros suben. El autobús se llena. Estamos parados hasta las 21:15 que continuamos camino.
Ponen en la tele una peli de humor absurdo. Nos comemos el bocata e intentamos dormitar. Alguna que otra parada en mitad de la nada y poco más.
A las 00:30 paramos en un restaurante a cenar. Me bajo para comprar bebida fría. Hay un pequeño supermercado pero la bebida no está fría, a pesar de que está en una cámara. Parece como que lo acabaran de meter. Me fijo en que la gente entrega unos papeles que nos han dado al principio del viaje, y les dan un pequeño kit. Así que subo a pedírselos a Bea.
Al entregárselo a un chico me empieza a hablar en árabe y yo le digo que en ingles. Me dice que como me llamo (debe ser lo único que sabe en ingles) y sigue como preguntándome en árabe. El kit consiste en un zumo de mango caliente, un botellín de agua, dejémoslo en bebible y un paquete de galletas.
A la 1:10 nos ponemos de nuevo en camino. Seguimos dormitando. A las 2:00 llegamos al Canal de Suez y eso significa que abandonamos la Península del Sinaí. Y eso que conlleva, pues pasar un control exhaustivo. Bajamos todo el mundo del autobús y sacamos todo el equipaje. Hay que ponerlo todo en unas mesas. Los policías van examinando uno por uno, todo.
Las primeras maletas las miran a fondo, luego por encima. A nosotros nos mandan abrir las mochilas pero no miran nada. Solo nos preguntan de donde somos y nos dan la bienvenida a Egipto. Y la típica pregunta Barcelona o Real Madrid, Cristiano Ronaldo, Mesi y Sergio Ramos. Y con las mismas, dejar las mochilas en la bodega del bus y arriba. Cono siempre somos el centro de atención, es lo que tiene ser los únicos extranjeros.
20 minutos después nos volvemos a poner en marcha. 5 minutos más tarde atravesamos el Canal de Suez. Lo hacemos a través de un túnel, suponemos por debajo del agua. Yo pensaba que lo haríamos a través de un puente, no sé porque. Así que no vemos nada.
A las 4 atravesamos el Cairo, aunque por los alrededores. Hace un par de paradas y se baja alguna persona. A las 5:15 a mitad de camino entre El Cairo y Alejandría hacemos un parada en un restaurante de carretera hasta las 5:45.
A las 7:00 horas llegamos a la estación de autobuses de Alejandría. Nada más bajar nos acosan los taxistas. Pedimos un Uber y aun así siguen y por mas que les dices, da igual. Nos ha costado 36 Le, los taxistas pedían el doble. En 10 minutos llega nuestro coche y en otros 10 minutos estamos en la puerta del hotel. La primera impresión de Alejandría no nos ha gustado. Muy sucio todo y los edificios negros y destartalados.
ALEJANDRÍA
Es una ciudad situada al norte de Egipto, en la zona más occidental del delta del Nilo, sobre una loma que separa el lago Mariout del mar Mediterráneo, y el principal puerto del país. Además, se trata de la segunda ciudad más importante de Egipto tras El Cairo.
Fue fundada por Alejandro Magno en el año 331 a. C. en una estratégica región portuaria, se convirtió en pocos años en el centro cultural del mundo antiguo.
HOTEL TRIOMPHE HOSTEL
El hotel se llama Triomphe Hostel. Es un edificio de principios del Siglo XX. Los ascensores de madera son una joya. El hotel esta en la quinta planta. Hay que comentar varias cosas sobre este hotel, Está muy bien ubicado, hay restaurantes y pequeños supermercados en los alrededores. Hay una oficina de turismo muy cerca al igual que una oficina de West and Middle Delta Bus donde comprar billetes de autobús de esta compañía. Y además de estar junto al mar, el personal es super atento. Es un hotel, más bien tirando a normalito.
Hasta las 12 no nos dan habitación, eso si, nos guardan las mochilas. Salimos a tomar un café. Salimos a la Corniche y vemos al fondo el Fuerte de Qaitbay. Una ciudadela que se construyo donde estuvo el famoso Faro de Alejandría.
Nos sentamos en un café antiguo frente al mar. Se está genial. Nos cobran 10 Le por cada café.
Preguntamos por los taxis colectivos para ir a Qaitbay. Nos dicen que pasamos al otro lado de la calle. Hay una mujer esperando y la enseño una foto de la ciudadela, por gestos entendemos que ella también va hacia allí. Son furgonetas y pasan constantemente. A los pocos segundos llega una y la señora nos indica que nos montemos. Beatriz va atrás del todo. Nos cuesta 1 Le cada uno. Estos transportes ya los cogimos en el anterior viaje por Egipto y en algún país más. Es muy barato.
CIUDADELA DE QAITBAY
Llegamos en 5 minutos a las inmediaciones. Nos bajamos y caminamos unos 200 metros hasta la puerta. El sol pega de lo lindo. La entrada cuesta 60 Le un adulto. Enseño el carnet de prensa pero no hay suerte, aquí no me hacen descuento. La señora que nos cobra venia en el colectivo con nosotros. La ciudadela abre de 9 a 19 horas.
El fuerte de Qaitbay, también conocido como la ciudadela de Qaitbay, es una fortaleza defensiva del siglo. El Fuerte está situado en la zona oriental de la isla de Faro en el puerto de Alejandría. Fue erigido en 1477 por el circasiano sultán mameluco Al-Ashraf Sayf al-Din Qa’it Bay, en el mismo lugar donde se encontraba el derruido faro de Alejandría. Fortificó el lugar como parte de su proyecto defensivo costero contra el Imperio otomano, que amenazaba a Egipto durante esa época. Construyó la fortaleza y ubicó una mezquita en su interior.
La Ciudadela continuó ejerciendo su función durante la mayoría del periodo mameluco, el periodo otomano y la Edad Moderna, aunque tras el bombardeo británico sobre Alejandría en 1882, dejó de ser un lugar prominente. Se abandonó hasta el siglo XX, cuando fue restaurado en múltiples ocasiones por el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. (wikipedia)
Empezamos visitándola por fuera, hace mogollón de calor y vamos buscando las sombras. Las vistas hacia el mar son chulas.
Vemos la zona donde estaban ubicados los cañones que miraban al mar.
Entramos dentro de la torre, no hay demasiadas cosas que ver. En la planta baja lo mas llamativo es la mezquita, es la segunda más antigua de Alejandría.
En la primera planta habitaciones y salas donde los soldados dormían, guardaban la munición, etc.
En la tercera planta hay más estancias. Y lo más importante, la habitación del sultán. Es mucho más grande, con dos grandes ventanales y 2 hornos. En la otra parte tenia otra sala desde donde veía los barcos que se acercaban.
Salimos y volvemos andando hacia el hotel, así vamos viendo la ciudad, aunque hace mucho calor. Hay edificios chulos, pero esta todo tan ruinoso y sucio… Esta ciudad huele mucho a pis.
Junto al mar vemos un Fish Market, y pensando que era un mercado de pescado, entramos. Atravesamos un pequeño jardín y a travesar una puerta vemos una vitrina llena de fotos, la más grande es de la Reina emérita Sofia. Todas las fotos son de personalidades y famosos, que parece han pasado por aquí. Resulta ser un restaurante.
Algunos bares montan terrazas junto al agua, padres tomando algo y niños en el agua. La ciudadela se ve desde todas las partes, cuando estas cerca del mar.
Vemos un bar que nos llama la atención porque está todo rodeado de fruta. Decidimos sentarnos a tomarnos unos zumos. Nos pedimos uno de mango y otro de granada, espectaculares y fresquitos. 20 Le cada uno.
A las 11:30 nos vamos hacia el hotel. A las 12 en punto llegamos. Hacemos el check in y la habitación nos la esperábamos mejor, es pequeña y da a un patio de luces. Tenemos aire acondicionado, algo importante en esta ciudad, mini frigorífico y televisión.
El hotel es de lo más vintage y mola. Techos de 4 metros, puertas enormes, balcones de piedra. Lo mejor el ascensor, es de los de verja, la cabina de madera, con dos puertas que cerrar. Una chulada!!! La sala donde esperamos a que nos den la habitación tiene unos sillones muy de otra época y un teléfono, que la foto lo dice todo.
Lo primero duchas y recomponernos un poco. Mientras Beatriz termina, yo me voy a la Oficina de Turismo a que me den información de la ciudad. Un tío muy majete me ha estado explicando un montón de cosas.
Después he ido a la oficina de autobuses West and Middle Delta Bus, para pedir horarios y precio a Siwa el jueves. Hay 3 autobuses al día. A las 8:30, a las 11 y a las 10 de la noche. Cuestan 155 Le cada billete.
Salimos del hotel hacia las 14:30 horas. Nos vamos a ver si encontramos donde comer y de paso vemos las ruinas grecorromanas, que están cerca.
Paseamos por la calle principal, El Nabi Danial, toda llena de miles de tiendas, pero no vemos restaurantes. Sólo encontramos uno de kebab, son para llevar, no tienen donde sentarte y con este calor, quien se sienta a comer bajo el sol?
Hay mucho policía por todas partes, sobre todo en las inmediaciones de templos religiosos, sitios turísticos o lugares oficiales.
Vemos unas calle llena de librerías, casi todo son puestos fuera. Nos llama la atención un libro para aprender español.
Decidimos ver primero las ruinas del Teatro Romano Kom El Dikka. La entrada cuesta 80 Le, Jorge enseña el carnet de prensa y después de llamadas y preguntas, le hacen descuento del 50%.
TEATRO ROMANO KOM EL DIKKA
El anfiteatro romano que vemos hoy en Alejandría, fue construido en el siglo IV d.C. y fue una característica común del período grecorromano. Los anfiteatros eran teatros techados especiales que se construían para albergar ceremonias musicales y concursos de poetas durante el reinado de los romanos en Egipto. El anfiteatro puede albergar hasta 600 espectadores.
La sección de audiencia tiene un diámetro de unos 33 metros y consta de 13 filas de mármol blanco europeo, siendo la parte superior un pórtico hecho de columnas de granito que fueron traídas de Asuán y algunas de ellas siguen en pie hasta el día de hoy. Las trece filas del Anfiteatro Romano de Alejandría fueron numeradas con letras y dígitos romanos para regular el asiento de la audiencia en diferentes ocasiones.
Los elementos arquitectónicos presentes en el teatro evidencian que fue utilizado durante tres períodos diferentes; la era romana, la bizantina y la islámica temprana.
El anfiteatro romano de Alejandría fue descubierto por mera coincidencia en el año 1960. Cuando los trabajadores fueron a retirar un montón de polvo y arena en 1960 para despejar el terreno para la construcción de un edificio gubernamental, encontraron algunas columnas de hierro macizo, lo que indica que algo puede estar enterrado debajo. Inmediatamente después, comenzaron los trabajos de excavación en la ubicación de Kom El Dikka y fueron llevados a cabo por el Museo Greco Romano y la Misión de Excavación Polaca en Egipto patrocinada por la Universidad de Varsovia.
Recorremos las ruinas bajo un sol abrasador. No dejan acceder a casi nada. Lo ves desde la barrera.
En el oeste del Teatro hay grandes estructuras de ladrillos de barro. Son las ruinas de los baños romanos que se construyeron entre los siglos II al IV d.C.
Al este del anfiteatro romano de Alejandría, las misiones de excavación recientes han desenterrado una villa romana que se remonta al período del emperador romano Adriano, que gobernó Egipto y un gran imperio durante el siglo II d.C. Los arqueólogos que descubrieron esta villa la llamaron; “la Villa de los Pájaros” por el maravilloso suelo de mosaico en la sala principal de la estructura, que muestra muchos pájaros en diferentes formas.
De las cosas que más nos gustan son las enormes bañeras perfectamente conservadas. Cómo se lo montaban estos romanos.
En el museo al aire libre, tienen piezas encontradas bajo el mar, es Heracleon, la ciudad sumergida de Cleopatra. Son de un valor arqueológico incalculable.
La verdad es que las ruinas tienen poca chicha. En el viaje por Turquía vimos tantas y tan importantes, que esto nos sabe a muy poco. Y como todo en Egipto, poco cuidado y muy sucio. Hay papeleras de reciclaje, eso si, todas juntas y alrededor del recinto parece un vertedero. En fin, una pena.
Ahora toca reponer fuerzas. Volvemos a callejear y encontramos un tipo McDonald’s pero en comida árabe, no tienen carta en inglés y ni se molestan. Al final pensamos que habrá que acercarse al mar, que seguramente sea donde están los restaurantes.
Llegamos a uno con bastante buena pinta y miramos la carta, nos convence. Se llama Restaurante La Veranda. Piden mascarilla para entrar, el primero que vemos que pidan mascarilla. Eso si, una vez te sientas, solo los camareros las llevan. Nos acompañan a una mesa muy pequeña. Cuando pedimos y ven que vamos a comer, nos ofrecen ir al comedor. Por nosotros, perfecto.
Pedimos espaguetis a la boloñesa y chiken alfredo (penne con salsa de queso y pollo) y dos coca colas. Todo delicioso, pero las raciones son super abundantes y no podemos con ello. Nos cobran 240 Le.
Ya saciados, vamos a comprar los billetes de autobús para ir a Siwa. Badran nos ha aconsejado que nos vayamos en el de las 8:30, esto es Egipto y algo puede fallar y si cogíamos el de las 11 y luego no salía? Nos cuestan 155 Le cada uno.
Badran nos ha pasado el contacto de su amigo guía en Siwa y ya hemos hablado con él. Nos irá a buscar al bus cuando lleguemos. Con amigos así, da gusto. Por si alguno no lo sabe Badran es guía turístico en Egipto. Para nosotros es ya un amigo y a gente que hemos mandado con él ha venido encantada, así que si alguien se anima a venir y quieren que les organicen un viaje a medida y además en español, escribidnos que os damos encantados su contacto.
Nos acercamos al dique a ver atardecer. Está lleno de gente tomando algo al lado del mar. Si te abstraes del ruido de los claxon, en un momento perfecto. Tiene mucha vida esta ciudad.
Cruzar una calle es un acto suicida del que sales vivo, pero que acojona que no veas. No hay semáforos ni pasos de cebra. Es como estar en ese video juego de antaño en el que tenias que atravesar carreteras sin que te atropellasen!!!, pero en la vida real.
Compramos agua y subimos al hotel. Le preguntamos al recepcionista si hay un lugar donde hacerse un café. Nos enseña la cocina y sin problema. Jorge baja a por unas cervezas y un brik de leche pequeño.
Toca escribir y descansar. Llevamos demasiadas horas trotando y va siendo hora de descansar, que además mañana toca de nuevo madrugar. Vamos a ir a la Biblioteca de Alejandría y hay que estar pronto a coger las entradas, pues con el coronavirus, dejan entrar a muy poca gente cada día.
Besos y abrazos según corresponda.
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