SINTRA, CABO DA ROCA: ROADTRIP SUR DE PORTUGAL, DÍA 12

Hoy madrugamos un poco más, nos levantamos a las 7:30 horas. La idea es ir a pasar el día entero a Sintra para visitar algunos de sus palacios. Hay que ir pronto para evitar atascos y largas colas.

Está a 30 km. de Lisboa y se tarda en condiciones normales unos 25 min. Al llegar al cruce de Sintra en la autovía encontramos atasco. Nos asustamos, es miércoles de finales de septiembre y toda esta gente vamos al mismo lugar?. Gracias a Dios la respuesta es no. Cuando llegamos a la primera glorieta, la mayoría de coches cogen dirección Cascáis. Al atravesar el pueblo de Sintra si que encontramos algo de tráfico, pero poco. Los últimos 3 kilómetros tienen mucha pendiente y curvas.

Casi arriba del todo encontramos un hueco en la misma carretera, ya está, ahora a disfrutar.

Comentar que hay 4 parkings, en el último que es el que está al lado de la entrada, está reservado solo para visitantes especiales. Así que dependiendo de la época del año y la hora en la que vayamos , podemos arriesgar más o menos. Hay otro parking al bajar. Si no, nos tocara dar la vuelta.

En 3 minutos andando llegamos a la entrada. Si solo vamos a sacar entrada para este palacio podemos comprarla en una máquina en vez de hacer cola, ya que la mayoría de gente compra combinados, que te hacen un 5% de descuento en cada entrada. No es mucho, pero algo es algo. Ahora a través de Civitatis también podéis comprar las entradas y tenéis además diferentes opciones de visitas guiadas y combinación con otras visitas que, algunas también hicimos nosotros como veréis después.

Nosotros queremos comprarla con la visita al Castillo de los Moros. Tenemos muy poquita gente delante nuestro, así que la compramos rápido. Comentar que no hacen descuentos especiales y que se puede pagar con tarjeta.

PALACIO DA PENA

El Palacio da Pena fue declarado Monumento Nacional en 1910 y forma parte del Paisaje Cultural de Sintra, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995.

El Palacio da Pena en Sintra es uno de los sitios más característicos del lugar y su fama es indudable. Sus colores y su silueta hacen de este Palacio un lugar único.
Es difícil pensar que este espectacular castillo fuera, en su origen, un monasterio de frailes jerónimos. Cuando el monasterio quedó abandonado y en estado ruinoso, el Rey Fernando lI decidió comprarlo y construir un palacio en el lugar como obsequio para su esposa María II de Portugal. Un palacio que te deja sin palabras y que fue concebido para ser divisado desde cualquier punto del Parque.

En 1838, Fernando II compró el antiguo convento de los monjes jerónimos de Nuestra Señora de la Pena, erigido en 1511 por Manuel I y deshabitado desde 1834, tras  la extinción de las órdenes religiosas. El convento estaba formado por el claustro y sus dependencias, la capilla, la sacristía y la torre campanario, que constituyen hoy día el núcleo norte del Palacio de la Pena, también llamado Palacio Viejo.

D. Fernando comenzó por acometer algunas reparaciones en el edificio religioso que, según fuentes de la época, se encontraba en muy mal estado. Remodeló todo la planta superior y transformó las catorce celdas en salas de mayores dimensiones, cubriéndolas con las bóvedas actualmente visibles. Alrededor de 1843 el rey decide ampliar el Palacio añadiéndole una nueva ala (Palacio Nuevo), con salas de mayor envergadura, de las cuales el Salón Noble es un buen ejemplo. El torreón circular junto a las nuevas cocinas constituye el remate de esta campaña de obras, dirigidas por el Barón de Eschwege.

En la reconstrucción se mezclan diferentes estilos arquitectónicos, con influencia morisca y manuelina, se integran con torres góticas y mobiliario barroco en su interior.

Está lleno de detalles, alegorías, azulejos, rincones, todo rodeado por un enorme jardín repleto de árboles y plantas de todo el mundo. Nosotros nos deleitamos durante casi 4 horas, que se nos quedan cortas.

Nada mas comprar las entradas hay que subir por unas rampas empinadas unos 400 metros. Existe la opción de subir en un microbús por 3€ ida y vuelta.

Nos salimos de la calzada principal y por un sendero llegamos a una explanada que en su día era un picadero de caballos. A continuación pasamos por una capilla menor.

Y de aquí, llegamos al palacio, al que se accede a través de una rampa a la Puerta de la Rosa, probablemente inspirada en la Puerta de la Justicia de la Alhambra de Granada.

Continuamos hacia la derecha, dejando a la izquierda las antiguas caballerizas, y entramos por la Puerta Monumental y la Puerta Férrea, con elementos de la arquitectura portuguesa del siglo XVI y del Norte de África. La Puerta Monumental antecede el puente levadizo que da acceso al Túnel, inspirado en el sistema defensivo de los castillos medievales centroeuropeos. Encima de esta puerta está el escudo de armas de Felipe II.

Una vez cruzamos el túnel y subimos unas escaleras llegamos a la plataforma del Tritón.

Hay tantos detalles que no avanzamos. Nos metemos por todas partes haciendo fotos aquí y allí.

Entramos en una sala donde hay unos paneles explicando la vida social de la época.

Recorremos el paseo de ronda, rodeando por la muralla todo el palacio, desde la Plataforma del Tritón hasta el Patio de Arcos. Hay vistas de toda la Sierra de Sintra, otros palacios y del castillo al que iremos después. Se ve desde Lisboa por la derecha hasta el Océano Atlántico por la izquierda.

Es un sitio de cuento y nos trae a la memoria Dalí, por la extravagancia y espectacularidad de la construcción. El hacer fotos a detalles como puertas o rincones sin gente, es casi imposible.

La Puerta del Tritón es la más llamativa, con esta criatura mitológica.

Ahora pasamos al interior, viendo las distintas dependencias del palacio como, el comedor, salas de audiencia, los aposentos del rey y de la reina y una capilla entre otros.

Vemos un pequeño claustro revestido de azulejos hispano-moriscos con una pequeña fuente central que tiene como patas a 3 tortugas. Están restaurándolo y vemos cómo trabajan.

Artesonados, mobiliario, pinturas y un elenco de objetos de todo tipo.

Lo último que se visita es la enorme cocina con todos los utensilios culinarios, los fogones y un horno que casi no se ve en una sala que hay a la derecha de los fogones.

Todas las cazuelas de cobre son originales y están marcadas con las siglas PP (Palacio da Pena).

Disfrutad con tranquilidad, el sitio lo merece. Nosotros hemos estado casi 4 horas.

Importante:

• Llegar pronto para evitar atascos y colas, y poder aparcar lo más arriba posible.

• Si tienes intención de visitar varios lugares más, empieza por el Palacio da Pena, que es el que más aglomeración de gente tiene.

• Hay wc, cafetería y restaurante, eso sí todo más caro. Si traes bocata puedes comer por los jardines, hay bancos y sombras. No hay fuentes, tráete agua.

Truco:

• Si tienes en mente visitar también el Castelo dos Mouros puedes ahorrar tiempo, comprando la entrada combinada a ambos monumentos en este último, y luego vais al Palacio da Pena y entráis directamente. En el castillo no suele haber cola en la taquilla. El Castillo está un poco antes de llegar al Palacio da Pena.

HORARIOS:

PARQUE

• 09h30 – 20h00, última entrada a las 19h00

PALACIO

• 09h45 – 19h00, último billete 18h15, última entrada 18h30.

PRECIOS:

PALÁCIO + PARQUE

• Entrada Adulto ( 18-64 años) – 14 euros
• Entrada Joven (6-17 años)  – 12,50 euros
• Entrada Personas mayores (mayores de 65 años) – 12,50 euros
• Billete familia (2 adultos + 2 niños) – 49 euros

HAPPY HOUR PALÁCIO + PARQUE (todos los días de 9h30 a 10h30)

• Entrada Adulto ( 18-64 años) – 13 euros
• Entrada Joven (6-17 años)  – 11,50 euros
• Entrada Personas mayores (a partir de 65 años) – 11,50 euros
• Billete familia (2 adultos + 2 niños) – 44 euros

PARQUE

• Entrada Adulto ( 18-64 años)  – 7,50 euros
• Entrada Joven (6-17 años) – 6,50 euros
• Entrada Personas mayores (a partir de 65 años) – 6,50 euros
• Billete familia (2 adultos + 2 niños) – 26 euros

Cuando terminamos con el Palacio, decidimos subir hasta la Cruz Alta, que dicen que tiene unas bonitas vistas del Palacio. Es el punto más alto de la sierra con 529 metros.

Así, también paseamos por los jardines y vemos algunos rincones perdidos entre la vegetación como, el Templo de las Columnas, la Mesa de la Reina o la estatua del Guerrero.

Hay que subir un poquito, pero las vistas merecen la pena, aunque la vegetación deja ver menos de lo esperado. El paseo es muy agradable, casi siempre bajo la sombra de unos impresionantes árboles.

Son 800 metros de distancia que no llevan más de 15-20 min. Casi nadie sube y creemos que es algo muy recomendable. Está bien señalizado el camino.

Ya fuera del recinto del Palacio da Pena, decidimos ir al coche y prepararnos unos bocatas. Una vez reponemos fuerzas, toca la segunda belleza del día.

Muy cerca del coche, encontramos la entrada al Castillo de los Moros.

CASTILLO DE LOS MOROS

El Castillo de los Moros fue declarado Monumento Nacional en 1910 y forma parte del Paisaje Cultural de Sintra, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. El Castelo dos Mouros (o “Castillo de los Moros”) es un castillo en ruinas, en la Sierra de Sintra. Fundado durante el siglo IX por los Árabes Norteafricanos.

El castillo fue restaurado en el siglo XIX por el Rey Fernando II, que lo transformó en una atracción de los jardines del Palacio da Pena. El castillo restaurado conserva el encanto de las ruinas antiguas.

Tiene murallas y almenas, todo puede ser explorado a fondo. Desde los miradores elevados hay unas maravillosas vistas panorámicas sobre las colinas de la Sierra de Sintra. Las vistas al Palacio son preciosas.

Incluso el castillo tiene la primera Torre Real. Llamada así porque al rey Fernando II, le gustaba pintar en ella las vistas que se veían del Palacio.

Chulo de visitar y bien restaurado. Eso sí, después de todo lo que llevamos andado hay que echarle ganas, ya que hay que andar un buen rato y recorrer las murallas supone subir y bajar muchas escaleras.

Visitamos a parte de lo dicho, la cisterna, vestigios arqueológicos islámicos y las ruinas de una pequeña iglesia.

La Iglesia es la de San Pedro de Canaferrim, que alberga un centro de interpretación con la historia del castillo y un túmulo construido por Fernando II para colocar las osamentas humanas exhumadas durante las obras en los caminos y la iglesia.

Hay una pequeña puerta curiosa junto a las murallas, que era la Puerta de la Traición. Daba acceso al exterior en caso de fuga, pero también permitía el acceso del enemigo al interior, de ahí su nombre.

Hay un telescopio gratuito para mirar por él en la muralla. Gente con movilidad reducida lo tienen muy difícil para moverse. Hay cafetería y wc. No hay fuentes.

Horarios y precios:

• Entrada Adulto ( 18-64 años) – 8 euros
• Entrada Joven (6-17 años) – 6,50 euros
• Entrada Personas mayores (a partir de 65 años)- 6,50 euros
• Billete familia (2 adultos + 2 niños) – 26 euros. No hacen ningún descuento especial.
• Abierto de 09h30 – 20h00, último billete 19h00, última entrada 19h30

Con buen sabor de boca y algo cansados, nos vamos al coche. Conducimos hasta el siguiente y último palacio que queremos visitar. La Quinta da Regaleira. Hay que bajar hasta el pueblo de Sintra y seguir las indicaciones, ésta a las afueras. Así que aparcar por el pueblo donde podáis, cerca no hay parking especifico.

QUINTA DA REGALEIRA

La Quinta da Regaleira es Patrimonio de la Humanidad en 1995. Constituye uno de los monumentos más sorprendentes y enigmáticos del paisaje cultural de Sintra.

Entre 1898 y 1912 Carvalho Monteiro, noble portugués, millonario y filántropo, con la ayuda del arquitecto Luigi Manini construyó este espacio que incluye un palacio, un pequeño lago, un invernadero, varios torreones, una preciosa capilla y un impresionante pozo de iniciación.

Por todo el complejo encontraremos referencias a la alquimia, a la masonería, a los templarios y la rosacruz. Al parecer, Carvalho Monteiro era uno de los miembros de esta secta en Portugal, además de aficionado a la astrología, el esoterismo y las ciencias ocultas, y quiso dejar constancia de ello en cada rincón de la finca.

Modela la quinta con construcciones que evocan las arquitecturas románica, gótica, renacentista y manuelina.

Mucha gente nos ha recomendado este lugar como imprescindible. Incluso por encima del Palacio da Pena. Y la verdad es que tenían razón. Es un sitio para disfrutar perdiéndote por las grutas, los pasadizos. Es como si estuvieses en un laberinto.

Todo envuelto en un halo de misterio y misticismo. Lo mejor es dejar al adulto fuera y convertirte por un rato en un niño, dejarte llevar.

La joya del lugar es el Pozo Iniciático, una torre invertida que se hunde cerca de 27 metros en el interior de la tierra, con acceso a través de una monumental escalinata en espiral, con nueve pisos conectados entre si.

Estos nueve giros podrían simbolizan el infierno de la Divina Comedia de Dante: los masones debían ascender por él siguiendo un rito de iniciación que representaba el renacer, hasta llegar a a la entrada superior, custodiada por dos dragones que se enroscan en torno a la llamada Fuente de los Dragones. El conjunto donde se encuentra esta fuente se llama Portal de los Guardianes.

Tal era la importancia de este pozo iniciático que estaba conectado por grutas y túneles subterráneos tanto a la capilla como a la casa. Se plantea como un espacio de consagración, de connotaciones herméticas y alquímicas, donde se intensifica la relación entre la Tierra y el Cielo. Algunos túneles están totalmente a oscuras, así que llevar al menos la linterna del móvil. Hay muchos que salen y entran de distintos lugares.

Conectamos con otro pozo, el Pozo Imperfecto, este mucho más pequeño. Tiene unos diez metros de profundidad. Desde este pozo se puede llegar hasta el iniciático. En realidad, todos los caminos subterráneos conducen al pozo iniciático.

Un punto muy fotogénico es la cascada.

Una vez recorrido todo nos vamos a visitar la capilla y el palacio.

La Capilla de la Santísima Trinidad es pequeña, de estilo neomanuelina. En el interior vemos en el suelo símbolos masones. La cruz templaria y una esfera armilar (modelo reducido del cosmos desde la perspectiva terrestre, esta esfera también la podemos ver en la bandera portuguesa) en el suelo, sobre la que se encuentra la Cruz de la Orden de Cristo. Según cuenta la leyenda, desde la cripta que hay debajo del suelo de la ermita existe un acceso directo al pasadizo subterráneo, que conecta con el Pozo Iniciático.

El palacio está en rehabilitación y solo puede visitarse la planta baja. Lo que vemos es muy recargado.

El porche tiene una caprichosa ornamentación, labrada en piedra caliza de Coímbra. Evoca la epopeya de los descubrimientos portugueses.

Vemos también la sala de caza, la sala de billar y poco más.

Y con esto damos por finalizada la visita. Decir que si tienes poco tiempo para visitar Sintra, este lugar tiene que ser el que no te debes perder. Cuál es el que más nos ha gustado de los 3?, Difícil respuesta porque son muy diferentes. Hablan también muy bien del Palacio de Monserrate o del Palacio Nacional. Para otra ocasión.

Hay cafetería y wc. No hay fuentes.

HORARIOS Y PRECIOS:

• Adultos: 11 €
• Mayores de 65 años y menores entre 6-17 años: 6 €
• Menores de 6 años y mayores de 80 años: gratis
• Abierto de 10:00- 18:30 horas (última entrada a las 17:30)
• Cerrado el 24 y el 25 de diciembre

Nos vamos al coche para irnos rápidamente al Cabo da Roca, para ver atardecer. Está a 15 km. De Sintra y se tarda algo menos de media hora. Es ya bastante tarde pero llegamos para verlo.

CABO DA ROCA:

Esta situado en el punto más occidental de Europa. Era conocido por los romanos como Promontorium Magnum, y durante la era de la navegación a vela como la Roca de Lisboa.

El acantilado tiene aproximadamente 140 metros sobre el nivel del mar. Y un faro rojo que marca el punto a los barcos.

El poeta Luís de Camões definió el cabo da Roca como el lugar «donde la tierra acaba y el mar comienza» (Onde a terra acaba e o mar começa).

Hay una placa donde lo dice debajo de una gran cruz.

El atardecer ha sido muy bonito y que mejor imagen para acabar el día.

Solo queda regresar al camping, cenar y a descansar.

Saludos viajeros.