Es sábado de un mes de julio, el día está un poco nublado. Perfecto para hacer alguna ruta de senderismo. Elegimos la Ruta de los Duendes en el Valle de Caderechas.
Es una ruta que se ha puesto en marcha hace poquitos meses. Se recorre el Valle de Caderechas y el Valle de Valdivielso, en una ruta circular. La ruta sorprende por muchos motivos, pero sin lugar a dudas su atractivo principal es el Bosque Encantado. Un bosque Urban Knitting.
¿HAS OIDO HABLAR DEL URBAN KNITTING?
El Urban Knitting consiste en un arte callejero fundado en 2005 por el Grupo Knitta de Houston (Texas). En la actualidad, hay muchos grupos en otras partes del mundo que decoran calles y monumentos con tejidos coloridos.
Esta actividad reivindica lo bello y lo hecho a mano (Hand-Made), tan de moda en la actualidad. Consiste en decorar el Mobiliario Urbano con Lana, Hilo o diferentes Tejidos. Es un movimiento artístico de graffiti inofensivo, una forma de expresión reivindicativa y pacífica.
El Urban Knitting, es una actividad bastante novedosa en España, donde poco a poco, se va introduciendo en distintos puntos de nuestra geografía nacional. Aunque se suele hacer en sitios urbanos, en el Valle de Caderechas han ido más allá y han tejido la naturaleza.
HISTORIA:
El nombre de la ruta tiene su origen en un recorte de periódico del año 1.883, en el que un cura que vivía en la zona, afirmaba que existían duendes y hadas.
El camino siempre ha sido conocido por la gente de la zona, pues hasta el año 1.900, pertenecían al Valle de Valdivielso. Así que la gente de entonces tenían que atravesar por aquí del Valle de Caderechas al Valle de Valdivielso para resolver cualquier trámite administrativo.
DATOS PRÁCTICOS:
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:
Herrera de Valdivielso es un pequeño pueblo del valle y con pocos lugares donde dejar el coche. Pedir lo primero, ser respetuosos con donde aparcamos. Nosotros lo dejamos fuera del pueblo, junto a la carretera donde hay varios lugares. En la entrada, junto a la carretera vemos el cartel que indica la ruta. No hay agua durante toda la ruta, por lo que habrá que ir provisto de ella.
Subimos y giramos a la izquierda, hay una indicación en una pared, pero si hay coches aparcados no se ve. Giramos a la derecha en la siguiente calle y subimos. Tras unos pocos metros se acaban las casas del pueblo y vemos las primeras cintas de colores colgadas de la rama de un árbol. Estas, junto a tablas de colores, árboles con marcas de pintura y piedras pintadas, serán nuestros guías.
Cogemos el camino de la izquierda y vamos atravesando algunas fincas con cerezos, algunos todavía repletos de fruta que no ha sido recogida aún.
Tras unos 500 metros salimos a una pista que es la que sube hasta las antenas. Nosotros solo la seguiremos unos centenares de metros. Pues enseguida vemos cintas de colores que nos hacen coger una pista por la izquierda. Pinos, pequeños robles y boj, son la vegetación predominante que nos va acompañando en nuestro camino.
Hay bastante corzo en la zona y tenemos la suerte de ver uno, que en cuanto nos intuye se va ladera arriba brincando entre la vegetación. También vemos distintos insectos en flores y plantas.
Atravesamos un cortafuego y poco después vemos unas maderas de colores que nos hacen dejar la pista por la derecha. Tras subir unos pequeños peldaños nos internamos en el bosque. Llevamos 2 km. de ruta.
El paseo es muy agradable y como el día está nublado, hace que la temperatura sea ideal para caminar. Eso si, la pendiente se empieza a notar.
La senda va zigzagueando y no tiene perdida. Está muy bien señalizada. De repente vemos unas setas, amanitas muscarias, hechas con material reciclado. Le dan un toque de color al bosque.
A partir de aquí iremos encontrando sorpresas en cualquier recoveco, por lo que conviene ir atento a lo que los duendes del bosque han ido dejando. Un árbol lleno de corazones, que parece el rincón del amor.
Hemos cogido bastante altura y empezamos a divisar todo el Valle de Las Caderechas. En las zonas un poco expuestas han puesto cuerdas a modo de barandilla de protección. Y llegamos a un tótem con maderas de colores indicando la distancia a diferentes ciudades del mundo. Es genial, nos encanta y hacemos unas fotos.
Es un buen lugar para hacer un alto en el camino y contemplar todo el valle.
Seguimos subiendo y pasamos junto a un enanito que parece darnos la bienvenida al Bosque Encantado. Llevamos unos 3 kilómetros.
BOSQUE ENCANTADO
Unas decenas de metros después empezamos a ver bolsos de croché adornando los troncos de algunos árboles. Son caras de diferentes colores. Parece un bosque de cuento de hadas, que seguro que, como las meigas, “haberlas haylas”.
Intuimos a lo lejos que estamos llegando al Bosque Encantado. Al principio hay un pino lleno de corazones colgando de sus ramas, que parece precipitarse al vacío llenando de paz el lugar. Estamos solos, no hay nadie. Solo se oye el piar de algún pequeño pájaro y el vuelo silencioso de unos buitres sobre nuestras cabezas.
Nos internamos en este bosque mágico, donde los árboles parecen prepararse para el invierno. Más de una treintena de troncos vestidos con mantas de ganchillo con mil formas y colores hacen que sea un bosque distinto y único.
La verdad es que nos sorprende el lugar. También vemos casitas para pájaros de colores colgadas de algunas ramas, algunas son muy simpáticas.
Disfrutamos un rato en soledad mientras vamos ascendiendo despacio por este pinar multicolor.
Llegamos a la parte más alta y las señales nos hacen girar hacia la izquierda por una senda entre pinos y boj hasta asomarnos al Valle de Valdivielso. Las vistas son increíbles. Vemos enfrente la Sierra de la Tesla y también los Montes Obarenes.
Descendemos unos metros y giramos a la derecha bordeando todo el cordal rocoso. Pasamos junto a un pequeño tejo y vemos alguno más, desafiante saliendo de las pequeñas paredes rocosas. Toda la senda está flanqueada por arbustos de boj.
El sendero en esta zona es prácticamente llano. Y así continuamos durante unos 2 kilómetros, hasta que empezamos a subir buscando la cresta cimera. Una explanada sin vegetación desde donde tenemos vistas a ambos valles.
Al fondo vemos las antenas de telefonía, y en esa dirección tenemos que seguir. Abajo en el valle por la parte derecha vemos el pueblo de Herrera, punto de inicio de nuestra ruta y al que tenemos que llegar. Continuamos andando por la parte alta de la sierra durante un kilómetro más hasta que la señalización nos indica el lugar por donde tenemos que bajar.
Durante un kilómetro iremos descendiendo por una senda zigzagueante con fuerte pendiente. Nos da la sensación de estar en un laberinto, ya que vamos por un pasillo de boj. Vemos un tronco de un pino con forma de serpiente.
Algún tronco caído nos obliga a agacharnos un poquito. Atravesamos la pista que sube a las antenas y continuamos descendiendo siguiendo las marcas por una senda. Y sin problemas llegamos al depósito de agua, que tiene el techo también pintado de colores.
Atravesamos un par de fincas con cerezos hasta que entramos en el pueblo y solo nos queda llegar hasta la carretera donde hemos dejado el coche.
Una ruta muy recomendable. Es un poco exigente sobre todo el descenso que hace que las rodillas trabajen a pleno rendimiento. Nosotros hemos tardado casi 3 horas yendo a paso de disfrute. Os dejamos la ruta en wikiloc, aunque no es nuestra. Tuvimos un problema y no se nos grabó correctamente.
Hola, estamos de amino a Burgos y nos gustaría hacer esta ruta, voy con los peques, uno de 5 años y otro de 2, por el de 5 no veo problema pero el de 2 no se si podría cansarse… Para llevar un carro esta bien el terreno?? O creéis que podría aguantar si no es muy durilla… Un saludo y gracias por mostrarnos la ruta
Bueno algo parecido pasa con el bosque de Omán en el País Vasco pintado por el pintor y escultor Ibarrola.
Tenemos pendiente una visita al bosque de Oma, que aún no lo conocemos. La diferencia es que el de Oma es pintado y este es con tejidos.
Gracias por tu comentario María.
La ruta es preciosa en todas sus partes, pero ofende ver como la gente pierde el tiempo en querer adornar la naturaleza que es perfecta por si misma. Me ha sobrado todo lo concerniente a los adornos de ganchillo y los corazoncitos. Muy snob.
Hola Fernando, gracias por dejarnos tu comentario. Es una ruta muy bonita y con un carácter distinto. Como todas las cosas, para gustos los colores. Yo ni estoy a favor ni en contra, mientras no se haga daño a la naturaleza creo que tampoco molesta. Estoy seguro que si la gente de la zona no hubiera hecho esto, esta ruta sería totalmente desconocida. Pero bueno, es solamente mi opinión.
Un abrazo Fernando.