Distancia: 18 kms. Desnivel: 584 metros.
Cuando regresaba después de esta experiencia hacia algún punto donde me dieran alojamiento, pensaba en cómo podría narrar un día como el de hoy. En realidad, tampoco tenía mucha energía para pensar. La utilizaba para internar que no se me helaran del todo los dedos, labios y antebrazos.
La historia comienza en Rubielos de Mora. La noche ha sido en la que mejor he descansado hasta la fecha. Pensaba que los nervios iban a jugar en mi contra, pero… ¡qué va!, todo fue de maravilla. Había quedado con la propietaria en desayunar a las 8 de la mañana y puntuales ambos, nos vemos en la parte de abajo del hotel. El desayuno está muy bien, de calidad y rico.
Repuestas las fuerzas y echando un vistazo a la temperatura, 2 grados, tengo delante la etapa que tantas veces he imaginado. Para salir de Rubielos hacia Iglesuela sigo las indicaciones que me da el dueño del hotel, son dos: recto y a la derecha. La carretera que debo seguir está muy cerca.
Comienzo a pedalear con un ritmo tranquilo, plato pequeño y piñones muy altos ya que la ruta será exigente y quiero guardar fuerzas. Empiezo sin descanso, todo para arriba. Voy recordando los perfiles que marca la guía.
Pronto llego al primer punto de referencia, Nogueruelas. No pienso ni en parar, pero empieza a caer una nieve que se me antoja un acompañante anecdótico. Le da al trayecto un grado de aventura. A medida que sigo subiendo lo que era una anécdota pasa a ser algo que me genera bastantes dudas. La nieve empieza a cubrir los márgenes de la carretera y lo que comenzó siendo una simple agua-nieve, se convierte ahora en copos que cambian la situación a nevada en toda regla. Lo que antes podía pisar sin pega ahora no consigo que la huella que va dejando Hybrid marque el asfalto. Una y otra vez voy adelante y atrás sin saber qué decisión tomar. Finalmente en el kilómetro 11 de la subida lo dejo por imposible, me vuelvo hacia Noguerales. Un repartidor que hace un rato se dio prudentemente la vuelta me ha comentado que allí tengo alojamiento.
Tenía dudas si continuar hasta Rubielos, pero quería entrar en calor lo antes posible. En Nogueruelas está el hostal Crucica, que tenía sitio para alojarme y a un precio muy asequible.
Como pasa en cualquier pueblo siempre hay alguien que te ve. Al entrar en el bar la gente me pregunta porque me han visto pasar. Durante un minuto centro las conversaciones de los que están dentro y es que no me extraña, con la que está cayendo un perro dándose un paseo en bici…, ¡vaya tela!.
Guardada Hybrid, voy en busca de la oficina de turismo. Esta muy cerca y abierta. Me atiende una chica muy amable y simpática que me sella el salvo conducto y me abre una sala donde tienen bastante material etnográfico local.
De vuelta del paseo y ya en el hostal reservo la comida. No tardo mucho en bajar a probarla. Sin decir nada, los que llevan el bar del hostal me invitan a no comer sólo y añaden una silla en su mesa. Me preguntan que si me gusta el puchero de col y sin saber muy bien lo que es, digo que sí. Después de la amabilidad con la que me habían atendido me parecía una falta de respeto contestar lo contrario. Pronto llega a la mesa una fuente cubierta con un plato en el que se consigue distinguir carne y tocino. Lo siguiente es un gran plato de garbanzos, berza y patatas. Es imposible trasladar el sabor, pero os aseguro que estaba todo buenísimo. De postre tarta de queso casera, ¿qué más se puede pedir?.
Como la tarde ha mejorado un poco me resisto a no intentar alcanzar el primer puerto que marcaba la guía. Vuelvo a vestirme el “traje de luces” y me pongo a la “faena”. Sin alforjas dar pedales cambia mucho. Cuando llego arriba disfruto de la sensación de haber conseguido “no sé qué”, pero que a mi me vale.
La vuelta no tiene mucho misterio porque es todo bajar. A partir de aquí tranquilidad y disfrutar de la tarde.
En esa tranquilidad, siendo el final de la jornada quería recuperar las fotos y verlas tranquilamente. Cuando me pongo con ello…, ¡SORPRESA! resulta que el cable no está, me lo he tenido que dejar en el hotel de ayer. Bueno, pensaba con resignación, pues cuando llegue a casa ya las iré pasando.
No contento con el resultado de mi consuelo decidí buscar más exhaustivamente el cable en cuestión y en este ejercicio descubro que tampoco está la bomba de inflar. Después del disgusto inicial porque supondría buscar un pueblo que tuviera tienda o taller para comprar una nueva, pero mañana será imposible es domingo, ¡uf! llego a pensar en dejar la ruta. En un momento de lucidez decido llamar al dueño del hotel Los Leones, había recordado el golpe seco a la salida. Fue una buena decisión porque al otro lado se encontraba una buena persona, un samaritano que me trajo la bomba y otras herramientas, hasta Nogueruelas, que necesitaba en el caso de que Hybrid tuviera una avería.
Pregunto a los vecinos con los que comparto local como ven ellos la situación para mañana. El tiempo no es bueno y no me ofrecen mucha confianza en que mejore. El dueño del hostal me dice que tiene que madrugar y que se ofrece a llevarme hasta arriba del puerto, para desde allí y pasado lo más duro poder llegar a mi destino: Iglesuela del Cid o Villafranca del Cid. Quedamos a las siete y media.
Con esta historia y después de cenar muy bien en el mismo hostal, regreso al momento en el que toca recuperar fuerzas.
Mira que hora es (3:00h.) Me he leído todas tus entradas del tirón. Una perro crónica perfecta que invita a seguir leyendo, acompañado de buenas fotos… ¡que más se puede pedir! Qué envidia, que recuerdos, Albarracín, Teruel, La Vía Verde, Molina de Aragón, ¡¡hasta el taller de bicis!!
En cuando te quitan el chip y el dorsal te transformas en un verdadero perrocicloturista.
Por tus comentarios deduzco que has disfrutado muchísimo de este viaje, lo cual me alegra.
Tenemos una pendiente, espero poder oír todos tus ladridocomentarios y anécdotas en primera persona.
Mucho ánimo y ya sabes lo que dicen «al mal tiempo buena cara»
Un saludo
Tivi
P.D. No olvides seguir a la corneja que ella te guiara y te dará suerte.
Hola, hola hola… bueno no todo va a ser dulzuras… un descanso nunca viene mal, y era el día, no mas…
Servirá de lección o tropezaremos una y otra vez…. Los ruidos indican siempre algo… bomba, cable y mas….
Que no tu solo ha visto y sufrido la nieve, pero bueno de otra manera, nosotros circulamos a pie, en algunos momento en vehículo de a cuatro ruedas y con calefacción por los cuatro costados…
Apenas pude distinguen a “chuchin” que no se constipe…
Animo y hasta el final, que queda poco….
YETHY
Vaya tela… La compañera gelida q te has echado hoy esta bien para disfrutar pero hasta para un perro en bici tiene q resultar complicado. Menos mal q ese puchero ha tenido q ser reconfortante. Son cosas del directo y como tal imposibles de controlar. Ya va quedando menos para conseguir una meta mas.
Disfruta lo q te queda, q luego en la retina solo quedan los recuerdos producidos en su mayor parte por las anecdotas.
Un abrazo muy fuerte.