Que pasa familia?, otro día otra historia, haber que tal se nos da para que no se haga muy pesada.
Riiiiinnnnnngggg, son las 7:30 de la mañana, el equipo A, después de una larga espera para los desayunos, como viene siendo normal, se sube al metro linea 1, y desde aquí metro linea 13. Es difícil comprender como una ciudad como Pekin, con 16 millones de habitantes y tan solo tres líneas la tercera la numeran 13. Tras 25 minutos de viaje un taxi. Tras otros 20 puerta del Palacio de Verano.
Una visita agradable, mucho calor, pero agradable. Este palacio esta lleno de templos, palacios, jardines, pabellones, lagos y pasillos. Fue antaño lugar de recreo de la corte imperial, la realeza acudía a este jardín real huyendo del insufrible calor del verano que abrasaba la ciudad prohibida. En el s.XVIII, el emperador Qianlong lo amplio y lo embelleció profundamente, e hizo más profundo y amplio el lago Kunming, con la ayuda de 100.000 obreros (eso si es pedir ayuda y lo demás bobadas, ahora que currar lo que se dice currar no creemos que lo hiciera mucho). El lago Kunming ocupa tres cuartas partes del parque. Otro patrimonio de la Humanidad que no deja indiferente, y que recomendamos, es una de las cosas más bonitas para ver en Pekin.
El equipo B, tiene en primer lugar repostaje de sueño, y sesión de relax con duchita mañanera. No hay mucha prisa así que el desayuno tranquilo, conversación con una pareja muy simpática de Costa Rica, vamos lo que se viene llamando relax total. Solo falta el masaje.
Salimos tarde y a pesar de una parada de contacto con los precios de los relojes y abanicos, llegan 40 minutos tarde el equipo A. Después de una paliza enorme, moratones y rasguños a parte, vamos en busca de un nuevo lugar para…..COMER!!!!. Vamos en dirección a las embajadas, en busca de un restaurante, y después de varias preguntas y otros sitios, decidimos comer en uno donde la pista de baile la han transformado en zona de comedor. Solos casi como el uno, vamos pidiendo los diferentes platos. Hoy caprichazo, Pizza. La comida solo bueno, las cervezas muy pequeñas, pero como disfrutamos de un Happy hour son gratis.
Cuando llega la cuenta nos fijamos que el precio no corresponde. El propietario discutía unos precios y nosotros le decíamos que no. Finalmente negándonos a pagar 3 euros por un botellín de agua nos vamos pagando lo que creemos es justo 5 yuanes (más tarde en un supermercado vimos que el precio de la marca del botellín de agua era 9.9 yuanes).
De aquí a la prueba del traje, de momento nos gusta a todos, unas preguntas por aquí unos ajustes por allí y con una sonrisa de conformidad nos vamos a pelear por las siguientes compras. Empezamos por este mercado y viendo que no bajan mucho y que tenemos que volver al mercado de la seda de nuevo al metro y preparación de lengua y oídos.
Hoy toca comprar: perucos (reloj por si hay alguien de…. jejejeje), camisetas, perlas, zapatillas, maletas, calcetines… vamos casi nada. Con la tarea hecha, de nuevo al metro y dirección albergue.
Hoy tenemos antojo de pato a la pekinesa, y nos ponemos en marcha para conseguirlo. Tras un paseo no muy largo, y un cambio radical de dirección, encontramos un restaurante que a parte de pato tiene una cantidad de mierda increíble, vamos que supera a todos los anteriores. Como decíamos, el pato muy bueno. Primero la piel con un poco de carne, tortitas, cebolla, pepino y un poco de soja. Tortita, pato, cebolla, pepino y soja, un canutillo y a la boca. Después sopa con el resto del pato. Muy rica. Todo acompañado como no podía ser de otra manera de arroz.
Con una tarea hecha y bien cenados otro viaje al hostel para ir a enchufar las baterías cerebrales y dormir para mañana. Hoy dos de las chicas del equipo se nos van Berta y Bea, y a pesar del deseo y la tonelada y media de ganas de disfrutar de un último instante de Pekin, el sueño y cansancio nos pueden. Nos quedamos con un par de cervezas, una gran sonrisa, un saber que lo hemos pasado genial y mil recuerdos para poder contar cuando volvamos a casa. Besos, y un pelin de tristeza para esta despedida, con deseos de buen regreso hacen un plato exquisito para acompañarnos a la cama.
Besos y abrazos según corresponda.
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