Nos permitimos el lujo de no madrugar mucho. El tren que nos debe llevar a Nagiso sale a las 10:24 horas, por lo tanto el desayuno podemos disfrutarlo tranquilos. De todas las maneras, a pesar de esta tranquilidad, queremos visitar el castillo. Es el monumento más importante de la ciudad y lo rodea un foso que hace las delicias de los fotógrafos. La entrada cuesta 600 yenes y no creemos que haga justicia lo que ofrecen con lo que cobran. Es un edificio sobrio, se pueden ver las diferentes plantas de la torre principal y el balcón anexo. Tienen algo expuesto: armas de fuego, una armadura samurái, alguna teja original, etc. pero es muy escueto.
Nos despedimos de Matsumoto en la estación de trenes. Tenemos que llegar a Nagiso, válida con con la tarjeta del JR pass, donde cogeremos un autobús que nos dejará en el comienzo de nuestra ruta por el Valle del Kiso. Los dos pueblos más significativos son: Tsumago y Magome. Es indiferente el sentido que elijas, está perfectamente indicado. El que más desnivel acumula es sentido Tsumago a Magome.
VALLE DEL KISO
El río Kiso discurre a través de un pintoresco valle de montaña que antaño fue la ruta que siguiera el Nakasendo, uno de los caminos de postas del periodo Edo. Sus once pueblos de posta, en particular Tsumago, Narai y Magome, son los que mejor conservan ese sabor que acompañaba a este trazado con calles estrechas flanqueadas por posadas y casas de madera. El tramo que estamos comentando tiene y conserva el camino igual que en los tiempos de la Dinastía Edo. Pensemos que esta ruta era una de las más importantes y unía Edo (Tokyo) con Kyoto.
La ruta que nos planteamos es de Tsumago a Magome, en total 9 kilómetros. Una vez en Nagiso cogemos el autobús que nos lleva directamente a Tsumago, son 300 yenes y diez minutos. También existe la posibilidad, durante los fines de semana, de pagar para que te trasladen la mochila de una oficina de información y turismo a la otra, 500 yenes por bulto.
TSUMAGO
Tsumago es un pueblecito al que divide un río y donde la calle principal está cubierta de comercios donde te venden bastantes cosas, hay restaurantes, alojamientos, etc. En la oficina de turismo se puede conseguir toda la información y el plano de la ruta.
Nuestra hora de comienzo ha sido la una menos cuarto, un día claro y sin nubes que nos asusten por el momento. La salida no tiene pérdida, está bien balizada. Los metros van avanzando y cada poco tiempo aparece un cartel informativo que te dice la distancia que nos queda hasta Magome. Nos desviamos para ver las cascadas de Odaki y Medaki.
Así vamos haciendo el camino, te sientes cual peregrino en el Camino de Santiago. De repente una nube se va posando sobre nosotros, cuando empieza a descargar un poco, visto su color, nos metemos en un cobertizo que hay para descansar a dos kilómetros de llegar al puerto y tapar las mochilas por si se moja lo que hay dentro. En el momento de taparlas ha empezado a caer agua como que no lo hubiera hecho nunca. ¡Qué suerte la de estar bajo techo!, lo bueno de esta situación es que hemos aprovechado para comer.
Sin esperar a que escampara, habiendo bajado un poco la intensidad de la lluvia, seguimos caminando. Queremos coger el bus de las 15:30 horas, que nos llevará hasta Nakatsugawa y seguir enlazando los diferentes transportes para llegar a Tokyo. El resto de la ruta es un paseo muy agradable, rodeados en todo momento por un espeso bosque. Al llegar al puerto el descenso no se hace complicado. El paisaje cambia un poco, recorres tramos de la carretera, también atraviesas algún pueblecito y lo mejor de todo, deja de llover.
MAGOME
Seguimos el itinerario hasta Magome, pero justo antes de entrar en la calle principal, esta vez sí, nos pilla un chaparrón de escándalo. Bajo la lluvia, a punto de perder el autobús que nos debe llevar a Nakatsugawa, calados en cuestión de un minuto, en una estación de autobuses que no era y lo peor, nadie que nos ayudara… ¡uf!. Ha sido un momento de tensión. Finalmente gracias a la dependienta de un comercio y una señora muy amable hemos conseguido saber donde paraba y subirnos al bus.
El resto del viaje no ha tenido muchos incidentes. Del autobús al tren. Desde ese tren a Nagoya y desde aquí, el Shinkansen hasta Tokyo. El trayecto completo son 3 horas. Durante el trayecto vemos el monte Fuji, llama mucho la atención. Sobresale de una llanura un cono enorme.
TOKYO
Lo mejor que tienen las estaciones de transporte público en Japón es que están muy bien señalizadas. La de Tokyo no lo es menos y en cuestión de 10 minutos estamos esperando nuestro tren en la famosa línea JR Yamanote. En cuatro paradas llegamos a Ueno, la zona donde nos alojamos. La recepción del hotel ha sido bastante tensa, eso de la hospitalidad japonesa… bueno, dejémoslo en anécdota, será algo “casi” puntual.
Después de una merecidísima cena, toca descansar.
Besos y abrazos según corresponde.
Hola chicos… después de unos días que me he tomado de descanso vuelvo a poner algún comentario, trabajo tiple, voy de atrás, adelante, por tener la actualidad.
Como siempre las fotos estupendas, bueno estamos a la espera de ver el montecito ese que se hace llamar Fuji, suponemos que mañana lo veremos desde todos los lados posibles… jajaja.
En todas las partes han gente desagradable y no iba a ser menos donde os ha tocado a vosotros… pero que les den dos duros –falsos, claro-
Que todo siga bien y nos podáis contar el día a día.
Besos YETHY Y SRA.