Volvemos a madrugar para intentar subirnos al segundo tren del día que llega hasta Nara. Hay tres trenes entre las 8 de la mañana y las nueve. De los tres cogemos el segundo y a pesar de ser expreso tarda una hora en llegar. En estas estaciones locales nos llama la atención que mientras esperas tranquilamente en el andén pasan una “cinta” con el piar de un pájaro, como que estuvieras en el bosque. Es original aunque siempre canta el mismo y sólo se sabe una canción de lo cual, si las esperas fueran largas, pedirías al jefe de estación que lo apagara.
La estación de Nara no es muy grande y como todas las que ya hemos visitado cuenta con oficina de turismo o punto de información turística. Te atiende una señora, pero parece que te habla una máquina.
Esta vez vamos a seguir el callejero de la Lonely porque resulta más cómodo para orientarse. Llegar al parque de Nara no tiene ninguna dificultad y se puede llegar perfectamente andando, no son más de quince minutos.
NARA
Nara fue fundada en el año 710 y fue capital de Japón durante 74 años, conserva muchos de los edificios históricos y es un gran lugar para disfrutar de buenos paseos.
La entrada al parque es gratuita y empezamos visitando los jardines de Yoshikien (entrada gratuita para extranjeros) e Isuien (600 yenes), al que no entramos.
TEMPLO TODAIJI
Seguimos hasta el templo Todaiji. Es uno de los más famosos e históricamente significativos de Japón y es punto de referencia de Nara. Alberga la estatua en bronce más grande de Japón con 16.2 m., Daibutsu, y también es el edificio de madera más grande del mundo (creemos que esto entra en contradicción con lo que nos dijeron en Corea sobre el Santuario de Jomnyo). La entrada son 500 yenes. Lo cierto es que no hay grandes aglomeraciones de turistas, sí se ve multitud, pero se agradece la relativa tranquilidad que nos acompaña. No nos lo esperábamos.
Después hemos seguido el trayecto que marca la lonely aunque da igual la guía que traigamos, porque en cada una viene una propuesta y es coincidente. Es más, la ruta que nos han marcado en la oficina de turismo es casi calcada con las dos que nosotros hemos traído: Lonely Planet y País Aguilar.
Los espacios más significativos que hemos visitado son:
PABELLONES NIGATSU-DO Y SANGATSU-DO
El conjunto está bien, entrada gratuita. Un monje nos entrega un pequeño folleto informativo en “perfecto japonés” para que compremos o hagamos ofrendas.
KASUGA TAISHA
La entrada cuesta 500 yenes, hemos visto el recinto exterior y lo que te permiten ver sin pagar entrada.
WAKAMIYA-JINJA
Está pendiente de restaurar, pero precisamente eso, es lo que le hace muy interesante.
CONJUNTO DE EDIFICIOS KOFUKU-JI Y SU PAGODA DE CINCO PLANTAS
Tras el de Todaiji es el más interesante. El edificio central está en obras, por lo que vemos una enorme estructura metálica que lo protege. La pagoda y los diferentes edificios que lo rodean merecen una visita.
Como decíamos antes, Nara es un espacio verde que merece mucho la pena. El ver a los ciervos esperando que les des las galletas que te venden unos señores a los lados del camino, es sorprendente. No hemos visto que agredan, muerdan, ni nada parecido aunque advierten que sí lo hacen.
FUSHIMI INARI
Después de comer salimos en dirección a Fushimi Inari. Este espacio es fácilmente reconocible si hemos visto la película “Memorias de una geshia”. El Santuario de Inari es una de las escenas más representativas con sus pasillos de Toriis que convierten nuestro paseo en uno de los más sorprendentes que hemos visto en la zona de Kyoto. Está dedicado a la divinidad del arroz y del sake.
Tras una hora de paseo volvemos al tren. No tardamos mucho en llegar a Kyoto. Vamos directamente al hostel donde tras la ducha correspondiente empezamos a hacer los preparativos para ir recogiendo maletas y programando el día de mañana y sucesivos.
Ya que es nuestra despedida, vamos a un restaurante a cenar. Elegimos uno donde se cena en la barra pidiendo el número de menú que quieres. Es curioso, lo que pasa es que hay tanta gente que nos hacen ir a un comedor y adiós a nuestras ganas de este formato de restaurante. Cenamos muy bien por 15 € al cambio.
Después de este homenaje compramos el desayuno y probamos el “postre melón”. Un bollo esponjoso y verde relleno de crema con sabor a melón que está muy bueno.
(En cuanto a la moneda, hemos realizado tres cambios en Japón: aeropuerto 124 yenes por euro, Kyoto 122 y Nara 123).
El día termina con otra charla con Antonio e Ibón. Lo pasamos realmente bien y nos emplazamos a volver a vernos en Tokyo, ojalá se pueda hacer.
Besos y abrazos según corresponda.
Holaaa, me gusta el vestuario de los monjes, no creo que con ese colorido pasen desapercibidos.
Que función hacen los faroles, es fácil de encender o tienen luz eléctrica…???? Por el mismo precio se pueden contentar a las tres…
Que siga la cosa bien y el tiempo y las fuerzas os acompañen.
Besos YETHY Y SRA.