Hoy hemos aprovechado más tiempo la cama. Esta próxima noche nos vamos a hacer el trekking al Monte Sinaí y estaremos toda la noche andando.
A las 10 salimos al «restaurante» a desayunar. Un chico nos prepara unas tortillas. Y en un plato nos pone también una especie de puré de alubias, pisto y un yogurt. Unos cuantos panes de los de aquí, sin fermentar, mermelada y miel. Y nos preparamos café con leche.
Ayer el jefe del hotel nos dijo que hay un paseo muy chulo hasta la punta sur, cerca de Napoleon Reef. Son unos 3,5 kilómetros. Y es lo que decidimos hacer. Hace un día caluroso pero como sopla viento fuerte, se agradece. Según hemos leído esta zona siempre es ventosa.
Cogemos una botella de agua que hemos dejado en el congelador, para que nos aguante fresca y nos marchamos. Siempre caminamos junto al mar. Vamos atravesando hoteles y restaurantes. Algunos son chulos, pero vemos muchos medio abandonados e incluso hoteles a medio hacer. Esta todo bastante ruinoso. Pensamos que será por la revolución de la Primavera Árabe de Egipto en 2011 y el coronavirus que también habrá afectado muy negativamente al turismo, como en todo el mundo.
En ningún momento vemos playas de arena, es todo guijarros. El color del agua es lo que más nos llama la atención, las diferentes tonalidades de azules en función de la profundidad y si hay arena o rocas.
Hay poquita gente, tenemos todo para nosotros y alguna que otra gaviota pequeña pescando.
Una vez que dejamos las construcciones vemos a lo lejos muchas velas de kitesurf. A la zona donde vamos es muy famosa para la practica de este deporte. Hay varias barquitas amarradas cerca de la orilla. El dueño de una de ellas nos ofrece llevarnos para hacer snorkel, equipo incluido, todo 30€ los dos por 2 horas.
Pasamos junto a una pequeña laguna con un color de agua maravilloso.
Tras algo más de una hora llegamos al final. Vemos a gente haciendo kitesurf, snorkel y windsurf. En la playa gente sentada o tumbada en mantas en plan cuadrilla o familia. Lo peor de todo los altavoces que lleva la gente para dar el coñazo a los demás.
El color del agua es de esos que ves en los documentales. A unos 500 metros mar adentro vemos algunos barcos con gente haciendo snorkel, en lo que se conoce como Napoleón Reef. Es una barrera de coral que debe ser muy bonita. Desde la playa se puede ir nadando esa distancia. Y hay que tener cuidado con los de las tablas porque van a toda pastilla.
Ver a la gente practicando el kitesurf nos absorbe. Es una pasada ver los saltos que pegan y las velocidades que cogen.
Tras un rato disfrutando del lugar, nos volvemos. Ahora vamos por el camino y más rápido. En uno de los restaurantes nos paramos a comer. Nos ha gustado la terraza que tiene sobre el agua y unos columpios.
Nos pedimos una pizza de pescado y unos zumos naturales de mango. Buenísimo todo, 185 Le.
Estamos un buen rato, pues se está de maravilla. Esto es la felicidad, esos pequeños instantes donde se para el mundo.
Al pasar por el supermercado compramos agua, dátiles, pan y embutido para hacernos unos bocatas para el trekking. Ya en el hotel nos echamos una buena siesta para estar despejados esta noche.
A las 22:00 horas nos vienen a buscar al hotel. Antes, preparamos las mochilas pequeñas y nos hacemos café con leche con unas galletas. En el hotel te puedes preparar café y té cuando quieras. Tienen sobres y unos hervidores de agua, la leche y las galletas por nuestra cuenta.
A las 22:00 horas salimos a la puerta y esperamos. Le escribo al de la agencias que estamos esperando, la respuesta la de siempre en Egipto, están yendo, en 10 minutos llegan. Casi a y media escribe un WhatsApp un número desconocido, es el conductor que esta fuera. Le decimos que nosotros también y que no vemos a nadie, nos pregunta por el hotel y se han equivocado, están en otro. Llega en 5 minutos. Nos pregunta el conductor si llevamos el pasaporte, le decimos que si. Es imprescindible llevarlo, pues se pasa por algunos controles donde lo piden.
Dentro hay 8 turistas, 2 de ellos son una pareja de americanos muy majetes, con los que más hablamos. Y de camino, ya fuera de la ciudad cogemos a una pareja de rusos en otro hotel.
El viaje trascurre tranquilo, paramos en varios controles, pero sin pedirnos nada. La carretera, de un carril por sentido, está muy bien señalizada y con buen asfalto. Son unos 120 kilómetros hasta el Monasterio de Santa Catalina.
A las 00:50 horas llegamos. No nos hemos bajado aún de la furgoneta y ya nos tienen rodeados vendiéndonos ponchos y linternas. Hace fresquito, nos hemos traído ropa de abrigo y los frontales. Hay policía armada.
Lo primero de todo un registro manual profundo de las mochilas. El conductor nos había preguntado si llevábamos navaja y ante nuestra afirmación, nos dice que nos la guarda en la furgoneta. Nosotros pasamos por un escáner y no pitamos. Podemos continuar.
MONTE SINAÍ
El monte Sinaí, también llamado monte Horeb, es una montaña situada al sur de la península del Sinaí, al nordeste de Egipto, entre África y Asia, y es el lugar donde, según el Antiguo Testamento, Dios entregó a Moisés los Diez Mandamientos.
La altura del monte Sinaí es de 2285 metros y a pesar de lo que se piensa popularmente, no es la máxima elevación, ni de la península del Sinaí ni de Egipto, ya que este honor lo ostenta el Monte de Santa Catalina de 2642 metros, situado cerca del monte Sinaí.
Desde la época de Santa Helena, el monte Sinaí ha sido identificado con Jabal Musa, o Gebel Musa, nombre árabe que significa monte de Moisés.
Los Diez Mandamientos, también conocidos como el Decálogo, de las palabras griegas δέκα (diez) y λόγος (palabras), son un conjunto de principios éticos y de adoración, que juegan un papel importante en el judaísmo y el cristianismo. Incluyen instrucciones de como adorar solo a un Dios y guardar el día de reposo, así como también prohibiciones en contra de la idolatría, asesinato, robo, deshonestidad y adulterio. Diferentes grupos religiosos siguen distintas tradiciones en cuanto a la manera de interpretarlos y enumerarlos.
De acuerdo a la historia narrada en el libro de Éxodo, Dios escribió estos mandatos en dos tablas de piedra, las que dio a Moisés en el Monte Sinaí. Según el relato, cuando bajaba del monte, vio al pueblo que estaba adorando un becerro de oro y enfurecido las rompió. Posteriormente, pidió a Dios que perdonase al pueblo y sellase con él un pacto o alianza; entonces, el Señor ordenó a Moisés que tomara dos lajas de piedra y en ellas quedaron escritos los Diez Mandamientos del pacto, reconviniéndole que «no deben tolerar la desobediencia». (wikipedia)
Somos mucha gente subiendo, nuestro grupo es de 12 personas, somos 6 guiris, 2 rusos, 2 americanos y nosotros, los demás son egipcios. El guía se llama José, habla inglés perfectamente.
A la 1:15 horas empezamos a subir. Hace una temperatura perfecta para andar. En 15 minutos llegamos al Monasterio de Santa Catalina. Hasta aquí bien iluminado y empedrado. Este monasterio lo visitaremos al bajar. Estamos a 1570 metros de altitud.
Encendemos ahora sí, los frontales. Y poco a poco vamos ascendiendo. Son casi 800 metros de desnivel, casi 6 km y 3 horas de subida.
Empezamos a buen ritmo y parece que no, pero es una buena ascensión. Si te ves con pocas fuerzas, puedes alquilar un camello que te suba por 16$. Sobre todo al principio pasas junto a muchos camelleros que insisten continuamente para que cojas uno. Saber, si alguien alquila uno, que te suben hasta un poco antes de donde empiezan los escalones, no hasta arriba. Da igual en que momento lo cojas, el precio es el mismo.
El cielo está increíble, lleno de estrellas. No hay contaminación lumínica y eso se nota.
En la subida vamos haciendo paradas en garitos que tienen montados a lo largo del recorrido. Venden de todo, agua, té, chocolate, galletas, tabaco, ponchos…
A partir de la primera parada, el ritmo de todo el mundo desciende, y es que hemos empezado fuerte y la subida se va notando. El grupo de egipcios se queda en un cafe shop tomando té con el guía y los guiris vamos ascendiendo por nuestra cuenta hasta el cafe shop que hay antes de las escaleras.
Cuando estamos todos, salimos juntos. Atravesamos un collado y pasamos al otro lado del pico. Al llegar a los escalones, el guía nos dice que nos lo tomemos con tranquilidad, son 750 y se tarda unos 25 minutos. Sobre todo que tengamos cuidado con los tropezones. Empezamos la ascensión.
Uffffff, que duras las escaleras. Tenemos que pararnos cada poco, se va notando el cansancio. Vamos despacio, pero siempre hacia arriba.
Llegamos al pie de la cumbre hacia las 3:30h. Aquí otro cafe shop, paramos unos 15 min. Alquilan mantas por 50 Le, dicen que hace mucho frío. Nosotros creemos que con lo que hemos traído nos vale.
Llegamos a cumbre a las 4:15 horas y nuestro guía nos va colocando en buenos sitios para ver la puesta de sol. Nos colocamos encima de una caseta, al lado de los americanos. Han alquilado mantas y colchoneta.
El guía nos vuelve a repetir lo de la manta, decimos que no, pero se va notando cada vez más frío. Acabamos sucumbiendo, nos cogemos una manta. Dios mío, como se nota!!! Queda hora y media para amanecer.
Esperamos acurrucados y poniéndonos todo lo que hemos llevado. Nos comemos los bocatas. Durante el camino hemos ido comiendo dátiles, nos han venido muy bien.
Va clareando, pero tarda. Vamos haciendo fotos. A las 5:45 horas empieza a asomar el sol. Ha sido espectacular, Beatriz dice que ha sido el amanecer más bonito que ha visto.
Sólo queda disfrutar de este momento. Está siendo un viaje lleno de sensaciones, de esas que quedan en la memoria para siempre. Hacemos un vídeo para el padre de Beatriz desde este lugar tan especial, ya que es su cumple.
Después de un buen rato de disfrutar, observar, hacer fotos… viene el guía a por nosotros, nos enseña la mezquita y la iglesia, que está cerrada.
También nos señala la montaña más alta de Egipto, Monte Santa Catalina con 2642 metros de altitud. Tiene una iglesia en la cumbre.
A las 6:20 horas empezamos a bajar. Le decimos al guía que nosotros vamos bajando tranquilamente. Dice que ok, que le esperemos en el monasterio. Pagamos los 50 Le por la manta.
Comenzamos el descenso. Se notan las piernas cansadas y el sueño. Empieza a hacer calor y nos vamos quitando ropa. Por el camino vemos bastante gente que se ha animado a bajar en camello, se les ve muy incómodos.
El paisaje que vemos es sobrecogedor, realmente bello. Ahora apreciamos la ruta que hicimos hace unas horas. El camino esta perfectamente marcado y acondicionado.
Vamos viendo el paredón vertical que nos ofrece el Monte Sinaí en esta vertiente. Parece imposible de subir.
La bajada nos ha llevado 2 horas y nuestros gemelos se resienten bastante. Llegamos al Monasterio de Santa Catalina y sólo queremos una sombra. Son las 8:20 horas y el monasterio abre a las 9, aún quedan 40 minutos.
MONASTERIO DE SANTA CATALINA
El Monasterio de Santa Catalina está situado en la boca de un cañón de difícil acceso, a los pies del monte Sinaí. Está construido donde la tradición dice que Moisés vio la «zarza que ardía sin consumirse». Se trata de uno de los monasterios más antiguos que continúan habitados. También se lo conoce con el nombre de Monasterio de la Zarza Ardiente. Pertenece a la Iglesia ortodoxa autónoma de Monte Sinaí, dependiente de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén. En 2002, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Historia: La madre del emperador Constantino I el Grande, Santa Elena, mandó construir una capilla en el lugar donde según la tradición Moisés habló con Dios en el episodio bíblico de la «zarza ardiente». Posteriormente el emperador Justiniano I mandó construir un monasterio en aquel lugar, junto a la capilla mencionada. El monasterio fue construido entre los años 527 y 565. Supuestamente la zarza que se conserva es la original, convirtiendo al monasterio en un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam.
Aunque su verdadero nombre es Monasterio de la Transfiguración, es conocido también como Monasterio de Santa Catalina, recibiendo este nombre de Santa Catalina de Alejandría, una mártir cristiana que fue sentenciada a morir en la rueda de tortura. La tradición transmitió que la rueda se rompió y que finalmente fue decapitada. Su cuerpo fue trasladado por los ángeles al Monte Sinaí y los monjes del monasterio encontraron sus restos sobre el año 800, en una gruta de la montaña, momento a partir del cual el monasterio custodió sus reliquias y se convirtió en un importante centro de peregrinación. (wikipedia)
Entramos en el patio al que nos dejan acceder y nos sentamos en una sombra a esperar. Llega el guía y nos reúne. Para entrar se necesita mascarilla.
No se puede ver prácticamente nada del monasterio debido al covid. Una pena!!! Solo vemos la zarza de la historia bíblica, que no ardía y mal, porque está entre andamios, el monasterio está en obras.
Hay que irse, se nos hace tarde. A las 9:45 salimos en la furgoneta de vuelta a Dahab. Al poco de salir para el conductor para enseñarnos una gran roca con forma de perro.
Prácticamente todo el camino dormitando, pero mal porque es muy incómoda la furgo.
Llegamos al hotel a las 11:45 horas. Nos han dejado el desayuno preparado, todo un detalle, pues ayer se lo comentamos al jefe. Comemos y a dormir, estamos agotados. Antes un pequeño masaje con fisiocrem en los gemelos, a ver.
Despertamos a las 18h. Tenemos que ponernos las pilas que hay que reservar la excursión de mañana. Al final nos decantamos por la del barco. Consiste en todo el día yendo a Napoleon Reef y Gabr el Bint para hacer snorkel y nos dan todo el equipo para ello, desayuno y comida.
Hay que cenar, decidimos ir donde nos dijo el dueño del hotel. Es un restaurante de pescado, se llama Sea Bride. Tú eliges el que quieres que te cocinen y subes al restaurante. También pedimos sopa de marisco.
Lo que comen estos egipcios. Nos traen la sopa, muy rica, cargada de escaldos, tantos que casi no hay caldo. A mayores baba ganush (hummus de berenjena), tahina, una salsa muy picante y ensalada. Y el plato principal, el pescado, que barbaridad!!! Kilo y pico de pez. Nos ha dicho que se llama gruba o algo así.
La verdad es que estaba buenísimo y no ha sobrado nada. Nos sale todo por 600 Le. Hoy tocaba homenaje.
Nos volvemos al hotel. Compramos los billete de autobús para Alejandría, lo cogemos con Gobus. Cuestan 325 Le cada uno, sale a las 19:00 horas y tarda unas 12 horas. También reservamos hotel para las 2 noches que estaremos allí. Intentaremos dormir que mañana toca madrugar.
Besos y abrazos según corresponda.
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