Heidelberg es una ciudad muy conocida no sólo en Alemania y resulta ser un clásico en el turismo urbano. Lo que podemos destacar también es la Universidad y su ambiente estudiantil, la oferta cultural y eventos. La ciudad se encuentra junto al río Neckar y las estribaciones del bosque Odenwald.

Llegamos a Heidelberg  y subimos directamente al castillo. Lo primero es buscar aparcamiento y a siendo tan pronto no hay problema. Un señor amablemente nos ubica próximos a la zona de acceso, previo pago de 2,70 €. Entramos por los jardines, compramos la entrada, 3€, y accedemos al recinto. Podréis encontrar visitas guiadas en inglés y alemán cada hora, y tenéis la opción de alquilar audio guías.

ARANCHA EN EL CASTILLO DE HEIDELBERG

ARANCHA EN EL CASTILLO DE HEIDELBERG

La sala más famosa es el célebre salón donde se encuentra el gran barril de vino, el “Heidelberg Tun”, es una de las atracciones especiales del castillo. El Gran Barril original fue destruido en la Guerra de los Treinta Años. Después se construyó uno más grande de 200.000 litros. Casi 100 años después, en 1751, el príncipe Karl Theodor  mandó construir un tercero de 220.000 litros. Para que os hagáis una idea tiene una escalera que permite ver la parte de arriba del barril.

La otra gran atracción del castillo es el balcón en la zona norte que permite divisar unas fabulosas vistas sobre el río Neckar, el casco antiguo de la ciudad y el valle del Rhin. El resto de la visita se resume al patio de armas porque el resto es privado o está cerrado.

PUERTA DEL ALTE BRUCKE

PUERTA DEL ALTE BRUCKE

Desde aquí nos vamos hacia la parte urbana, donde resulta difícil encontrar aparcamiento libre en la calle, así que dejamos el coche en un parking. Lo primero que buscamos es la oficina de turismo, donde compramos un plano de la ciudad por 0.50 euros y hacemos el recorrido que viene marcado.

Sorprende la cantidad de turistas, no en vano es una de las ciudades más visitadas de Alemania. Es una ciudad universitaria se nota por las calles y en las zonas próximas a los edificios de estudiantes.

La visita comienza en la Plaza del Mercado, seguimos por la calle Ingrim hasta la iglesia de los jesuitas. La biblioteca universitaria, donde una ciclista tiene un pequeño accidente. Paseamos por la Karlsplaatz, la Kommarkt y la Universitätsplatz, entre los muchos rincones, calles y edificios que hacen el paseo una auténtica delicia. La zona limítrofe al río nos acerca hacia el puente más fotografiado de los que posee la ciudad el Alte Brucke: Puente Viejo o de Carlos Teodoro, que además es un punto de máxima concentración de turistas. Lo más destacado del puente es una de sus entradas, con dos torres unidas, antiguamente formaba parte de la muralla de la ciudad. El parking nos cuesta 4 €,  y el tiempo han sido tres horas y media.

VISTAS DESDE EL BALCÓN NORTE DEL CASTILLO

VISTAS DESDE EL BALCÓN NORTE DEL CASTILLO

Comemos un tentempié y compramos pan para hacernos unos bocatas de camino a la siguiente parada en nuestro recorrido por la zona norte de la Selva Negra, Schwäbisch Hall. Paramos a comer en un área de descanso. Llegamos al pueblo tras una y tres cuartos y 112 kms.

Como en muchas ocasiones lo primero que buscamos es la oficina de turismo. Esta vez la encontramos en la Plaza del Mercado. Esta abierta y nos entregan un callejero que te ofrece un itinerario ya marcado, nosotros lo hemos realizado y nos ha ido muy bien, apenas deja un rincón pintoresco sin visitar. Shwäbish Hall es un pequeño pueblo con un encanto extraordinario, pasear por sus calles nos lleva a vivir las imágenes que reflejan las mil postales de casas con entramado de madera que hemos visto antes de venir. A los que os guste hacer fotos, aquí, venid con tiempo.

ARANCHA JUNTO AL SHWÄBISH HALL

ARANCHA JUNTO AL SHWÄBISH HALL

La Plaza Mayor está presidida por la Pfarrkirke St. Michael. Nos acercamos hasta la puerta, aunque no nos permiten el acceso. Hay un concierto en la plaza y la iglesia está cerrada.

Se trata de una localidad donde disfrutar de las calles, de las fachadas que te acompañan en tu camino. Parar y contemplar el río y los puentes de madera que te permiten el paso de una orilla a la otra atravesando la isla que hay en medio, el Unterwöhrd. En el margen contrario en la calle Maurer seguimos teniendo vistas de postal. Aprovechamos el puente Henkers para volver al centro a la Plaza del Mercado.

CALLE MAURER JUNTO AL RÍO

CALLE MAURER JUNTO AL RÍO

Vamos al albergue juvenil que tiene el mismo nombre que el pueblo, pero como no tenemos tarjeta de alberguistas no nos dejan quedarnos. Cambiamos los planes y nos dirigimos hacia el camping “Campingplatz Am Esteinbacher See».Nos parece bien y el entorno y las instalaciones están muy cuidados. Es buen anticipo para pasar la noche.

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